De AICA
El viernes 11 de julio falleció el padre Ceferino Arce SCJ, conocido en el Movimiento Scout de la Argentina por su total entrega al escultismo y por su totem "Águila Negra". Tenía 90 años de edad, 64 de sacerdote y 57 como capellán scout y guía. La misa exequial, celebrada el sábado 12 a las 14 en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, de Barracas, fue presidida por el capellán nacional de los scouts católicos, monseñor Mario Poli, obispo de Santa Rosa (La Pampa) y concelebrada por el superior provincial de los padres bayoneses padre Enrique Miranda, el párroco del Sagrado Corazón y capellán scout, padre Francisco Daleoso y otros sacerdotes de la congregación y de parroquias vecinas.
En la homilía el padre Miranda destacó las virtudes del padre Arce, en especial su humildad, su perseverancia y su exquisita sensibilidad y amor con los niños, los jóvenes y los necesitados. Una multitud colmó la amplia y majestuosa basílica: la comunidad parroquial, miembros actuales y antiguos del Grupo Scout Nº 7 y del Grupo Guía Nº 8 que funcionan allí, otros dirigentes y miembros de grupos scouts cercanos, personal docente, alumnos y ex alumnos del colegio parroquial que dirigió el padre Arce, esposos cuyos matrimonios él consagró y familias enteras que recibieron su afecto y celo sacerdotal durante tantos años de ministerio.
Antes de concluir la misa, monseñor Poli, quien también se inició de muy joven en el escultismo, pronunció breves pero sentidas palabras para despedir al padre Arce, de quien dijo que su nombre y su fama de capellán scout había superado los límites de su Barracas y trascendido a todo el ámbito del movimiento scout nacional.
El padre Arce nació el 1º de septiembre de 1917 en Ameghino, provincia de Buenos Aires, y fue el segundo de 12 hermanos. A los 14 años de edad ingresó en la casa de formación de los padres bayoneses, en Barracas. Fue ordenado sacerdote en Belén (Tierra Santa) el 18 de diciembre de 1943. En 1951 llegó a la basílica del Sagrado Corazón para trabajar en el colegio, del que fue director general. Su preocupación por la educación de los pobres, lo movió a crear el curso nocturno, donde aprendieron a leer y escribir infinidad de jóvenes y adultos que carecían de otra oportunidad. Al mismo tiempo se desempeñó como vicario parroquial, cargo en el que secundó al párroco, el conocido padre Eugenio Amitrano, ambos permanentes caminantes de las calles vecinales, visitantes asiduos de cuanto enfermo y necesitado había en Barracas. Desde entonces y hasta el presente, se desempeñó como capellán del grupo scout Nº 7 -uno de los primeros que integró la Unión de Scouts Católicos Argentinos (USCA) fundada por el presbítero Julio Meinvielle- y años después también del grupo guía Nº 8, del que fue su fundador.
Ser capellán scout, lejos de ser una tarea circunstancial, se constituyó en uno de los amores de su vida. Llegó a ser vice capellán nacional, acompañando por largos años al capellán nacional, monseñor Adolfo Arana, obispo de Santa Rosa (La Pampa). Participó de los progresos de la USCA y fue un fervoroso promotor del escultismo dentro del clero. Pero nunca abandonó al grupo Nº 7 del Sagrado Corazón, siempre lo acompañó en sus campamentos y, gracias a su empeño, este grupo nunca dejó de funcionar.
En diciembre de 2007, la Asociación Scouts de Argentina le otorgó su máxima condecoración: "El Hornero de Plata", por haber acreditado por su conducta y acciones, una labor relevante y sostenida en beneficio del movimiento scout y la comunidad toda.
El padre Arce fue un sacerdote que gozó de general simpatía, ganada a través de toda una vida dedicada a su ministerio, con humildad, generosidad y entrega incondicional. De carácter alegre, siempre contagió optimismo e hizo querer, a través de él, a la Iglesia.
En sus últimos años, una penosa enfermedad lo mantuvo postrado en silla de ruedas, no obstante, era traído junto al altar en la misa dominical a la que asistían el grupo scout y el grupo guía, para compartir el Sacrificio de la Misa y estar junto a chicos, muchachos y adultos. En el momento de la comunión de los fieles, en una actitud ejemplar y conmovedora, el celebrante, padre Daleoso, de rodillas ante el padre Arce le daba con infinita paciencia y solicitud la sagrada comunión.
El aprecio popular se volvió a poner de manifiesto en la misa de su despedida final. Los cimientos de la centenaria basílica volvieron a vibrar con el emocionado canto del "Dulce Estrella", dirigido como oración a María, en su advocación a Nuestra Señora de los Scouts, que el propio padre Arce enseñó en los campamentos a decenas de generaciones de jóvenes.
Cuando el cortejo estaba próximo a la partida hacia el Cementerio de la Chacarita, fue entonada la célebre "Canción del Adiós" que lo despidió con "No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós, muy pronto junto al fuego nos reuniremos". El querido "Águila Negra", hizo entonces su último vuelo hacia la carpa que tenía reservada en el "campamento celestial", como le gustaba decir en los miles de fogones que animó a lo largo de su generosa vida.
El sepelio se realizó en el Cementerio de la Chacarita, en la bóveda de la Congregación betharramita, donde el responso fue rezado por el padre Gustavo Agín, rector de la Casa de Formación sacerdotal que los padres bayoneses poseen en Villa Betharrám, Adrogué, quien desde niño se formó en el grupo scout Nº 7 junto al padre Arce.
Finalmente el Jefe Scout Nacional, Luis Silvestri, quien también se inició en el escultismo en el Grupo Nº 7 con el padre Arce, colocó sobre el féretro la bandera insignia del Movimiento Scout Mundial, y así fue depositado en la bóveda próximo a sus compañeros y amigos de la congregación que juntos esperan la resurrección final.+
Los felicito de corazón! me parece una muy buena alternativa de comunicación. Me alegró mucho verlos en el bingo, y me interesa mucho la participación de los padres en el grupo. Les mando un fuerte abrazo y la bendición de nuestro Gran Jefe!
P.Pablo